viernes, 17 de abril de 2015

Vlad Tepes.



Uno de los personajes más violentos y temidos de la historia, sin duda alguna es el mejor conocido como Vlad el empalador, nombre que su traducción al idioma Rumano sería Vlad Tepes. En sí, este histórico y emblemático personaje fue la inspiración para el escritor Irlandés Bram Stoker  en su obra más famosa: Dracula, publicada en 1897. Aquí no hablaré sobre vampiros, porque solo fue "inspiración". Personaje de culto en muchos sentidos, Vlad Tepes es sin duda, un personaje para estudiar con detenimiento. Su vida no fue fácil, a diferencia de las creencias populares que creen que la realeza, tiene una vida muy cómoda y nada cotidiana.

Hay muchas versiones sobre Vlad, y no hay mucho escrito al respecto (De hecho hay más escrito sobre Elizabeth Bathory que de Vlad)  y el mito, sigue siendo inmortal. En lo personal creo que este personaje histórico, es alguien muy interesante, digno de analizar sus estrategias militares y sobre todo su vida, ya que solo se encuentran escritos sobre sus hazañas en el campo de batalla, pocas veces encontramos información sobre su vida. Honor a quien honor merece.


Panorama actual del castillo de la familia Dracul, Carpatos, Rumanía


Los datos más aproximados que se tienen sobre su nacimiento son que, nació el 8 Noviembre de 1431 en Sighisoara, Transilvania bajo el nombre de Vlad Drăculea o Vlad III, hijo de Vlad Dracul miembro de la Orden del Dragón (que en Rumano significa "demonio"), una de las fuentes más aceptadas es que a los 13 años, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu (en rumano Radu cel Frumos) por su padre, como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, con el propósito de evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.





En 1447 su padre, Vlad Dracul, había muerto apaleado y a su hermano Mircea le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por el conde Juan Hunyadi (antiguo aliado de Vlad II, en rumano Ioan de Hunedoara) y apoyados por los boyardos (la aristocracia local del Reino de Hungría), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.  Gracias a los turcos que lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser Príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron unos meses después por orden de Juan Hunyadi. Fue Príncipe de Valaquia (lo que sería hoy el sur de Rumania, aproximadamente en los Carpatos) entre 1456 y 1462, en 1456, peleo junto con un contingente de Transilvania, que lideró acompañado por un noble de la Casa de Báthory, derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Târguşor (cerca de Târgovişte, la antigua capital de Valaquia, justo donde había muerto su hermano), después  Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, no abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476.


Una de las tantas "leyendas" que hay a su alrededor, es que la brutalidad y el "odio" le viene por haber sido secuestrado por los otomanos, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud, por el recto, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muriese lentamente ( una de las más grandes referencias y un ejemplo más o menos de lo que hacía, lo podemos ver en la película de 1980 Holocausto Cannibal), mientras él comía en los campos donde tenía las estacas de empalamiento, mientras las victimas morían. A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas siendo la más común una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iban a atacar. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Valaquia se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio. Si dice que el número de víctimas de Vlad fueron entre 40.000 y 100.000 durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo.



En las crónicas germánicas, se puede leer que aparte de sadico, bebía la sangre de sus víctimas empaladas, colocaba copas debajo de los cuerpos, mojaba el pan en la sangre y comía en el campo de los "empalados". Vlad odiaba, más que cualquier cosa, los robos, las mentiras, el adulterio, y no perdonaba a nadie por su rango; más aún, cuanto más alto era el rango del traidor, más duro era el castigo. Consiguió acabar con los boyardos decadentes de su tiempo. Sus hechos fueron inmortalizados por el juglar alemán Michael Beheim, en su obra poética Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei en 1463.


Murió en las cercanías de Bucarest, en 1476, entregaron su cabeza a los turcos. El trofeo fue colgado de una estaca en el centro de Estambul. Jamás se supo qué ocurrió con sus restos, supuestamente enterrados en el monasterio de Snagov, una isla situada en medio de un lago cercano a Bucarest, Rumanía. (foto: la "tumba" en Snagov)



En la actualidad Vlad Tepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.



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