Existen miles de historias sobre
gente fanatizada por la religión, gente que es capaza de asesinar y torturar personas en el nombre de un
supuesto ente supremo que solo existe en su imaginación. Este caso llamo mi
atención desde que lo subí en un post en la página de Taringa!.
En un pequeño pueblo llamado Tolox,
en la región de Andalucía, en el sur de España, a principios de Febrero de
1885, llega un sacerdote al que todos comenzaron a conocer como “Padre José”, quien empezó a
predicar que se avecinaba el fin del mundo, ayudado por algunas lugareñas que
se tragaron ese cuento, la gente les creyó y con ayuda de una imagen de Jesús
con aspecto tétrico, la creencia de ese fin del mundo se posicionó en el inconsciente
colectivo de los habitantes de Tolox. Por otro lado se contó con la
ayuda de 2 personas a las cuales apodaron “el Santo” y la Santa – quien se
llamaba Teresa Villatoros-, la “secta” inicia operaciones en febrero de 1885, las
enseñanzas estaban basadas en el desapego a los bienes terrenales y la
profunda oración como medio de hacer frente al próximo cataclismo mundial y
poder superar el juicio divino con mayor facilidad.
La gente se dejo embaucar por
estas personas, un persona juraba que vio a la virgen maría cerca del pueblo,
este hizo que expulsaran al párroco del pueblo, por un “incidente” con algunos
lugareños, convenciéndolos que fue brujería. En una aldea cerca de Tolox, el “Padre
José” sigue con sus enseñanzas, pero una mujer decide que ya era tiempo
y comienza a hacer activismo dentro de la secta.
El 18 de marzo de 1886, la secta
inició un ritual donde aparte de una hoguera, había unas 40 personas – vueltos locos
por recibir la salvación del fin del mundo- deciden quemar sus viviendas,
sacrificar a sus animales de granja,
para terminar danzando desnudos alrededor de la fogata automulitándose, desollándose vivos, arrancando sus cabellos con manos y cuchillos,
todo indica que fue bajo los efectos de una planta alucinógena abundante en la
zona, llamada belladona.
Al otro día, la “policía” se
encontró con gente hambrienta, desnuda, algunos con heridas profundas y con mechones de cabello arrancados, caminando como zombies con la
mirada perdida, fueron arrestados. Sí, hubo juicio y sentencias para ellos, no
para los “lideres” y en sí, solo les impusieron multas, algunos meses de
arresto por “ofender el pudor y las buenas costumbres sin el menor recato”. Los
“lideres” técnicamente se los trago la tierra y jamás se volvió a saber de
ellos.
¿Realmente existieron? Si, lo que paso esa fatídica noche, se ha estado quedando en el olvido, en algunas publicaciones se habla de un intento de suicidio colectivo, aunque más bien esto es un caso de un tremendo lavado cerebral.
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